Centro de menores de la Esperanza.


El Sol va quemando sus pieles en el espacio del recreo entre las clases teóricas de inserción al campo laboral.
Son menores, pero sus mentes sufren como ancianos por todo lo que ya han sufrido y lo que han dejado atrás sin punto de retorno.
Son anónimos.
Nos miran con decepción, curiosidad y un punto de miedo.
Les contaron que venían al Paraíso.
Han embargado a sus familias. Otros partieron sin decir absolutamente nada.
Ahora sólo quieren devolverles también a ellos, los de casa, la esperanza.

1 comentario:

En las profundidades dijo...

dulcinea06Es muy triste que ocurran esas cosas, porque todos tenemos sueños de un vida mejor y no es justo que jueguen con la ilusion de los menos afortunados, que apuestan a una carta sospechosamente mala.
un besazo