Blood Diamond o Diamante de Sangre

"El color de la tierra de cada país depende de la cantidad de sangre de los que mueren sobre ella", cita de uno de los personajes.

El comercio de diamantes ocasionó la muerte de unas 400.000 personas entre 1989 y 2003 en Liberia y Sierra Leona, su suelo, en la película de Edward Zwick, es de un marrón tan rojizo que se podría describir como un rojo que se difumina entre el pardo de la tierra virgen de los cuerpos muertos en tiempos de guerra.

Las guerras civiles financiadas por el tráfico ilegal de diamantes, y en un segundo plano la explotación mundial de este mercado, es el tema principal del último film protagonizado por Leonardo DiCaprio, que nos enseña la vida de un mercenario, una periodista y un padre desesperado por recuperar a su familia apresada por los rebeldes durante la década de los años noventa en el país africano. Una película de acción y crítica que se adentra en lo profundo del continente olvidado y nos muestra la dureza de la supervivencia.

Blood Diamond remueve las entrañas. La realidad supera la ficción, la crudeza del exterminio de pueblos sigue sucediendo en la actualidad, y en la película vemos cómo ocurre en el día a día de las aldeas africanas. En Darfur, Sudán, el continuo genocidio de sus gentes ha sido considerado ayer 6 de marzo, como el peor abuso de los derechos humanos del año 2006, según el Gobierno de los Estados Unidos en un informe global sobre la Libertad y los Derechos Humanos. Se estima que 2oo mil personas han muerto y 2 millones y medio han sido desplazadas.


¿Qué hace el mundo "desarrollado" para cambiar la situación de estos países? Nada. O quizá hacer que ese estado se mantenga y hasta alimentarlo con la explotación del mismo.

El personaje de Djimon Hounsou, Solomon, también nominado como mejor actor secundario en los Oscars, sería feliz si su hijo, que recorre cada día 10 kilómetros para ir al colegio, simplemente terminara los estudios y fuera médico.

Aunque Forest Whitaker le arrebatara el Oscar con su trabajo en El último rey de Escocia, el protagonista de Blood Diamond nos sorprende con una excelente actuación donde saca lo mejor de un actor ya maduro y que se compromete cien por cien con su personaje, el acento de inglés sudafricano lo borda. Leonardo di Caprio ha destacado la increible experiencia que ha supuesto trabajar en África y conocer lo que allí se vive en el día a día, comentó que"sin haber visto estas cosas con mis propios ojos, no hubiera imaginado al alcance de la miseria".

En definitiva, dos horas y media de celuloide que si bien usa un recurso clásico como la búsqueda de diamantes, nos enseña la realidad del África de finales del siglo veinte y que dura hasta nuestros días.

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