Cuba, no más homofóbica



Mi primer viaje a Cuba fue en el año 2000. Llegamos a la Habana pero rápido nos perdimos en el interior -como dicen ellos a las otras provincias que no son la capital y que te llevan fuera de la costa- con aquellas ansias de conocer los lugares menos, sólo algo menos, turísticos. Una de nuestras primeras paradas fue Villa Clara y allí, en la primera noche, llena de luz, entre rones y música que aún resonaba en la madrugada, aparecieron en un callejón angosto y sobrio los únicos homosexuales que he visto en la isla siendo ellos mismos públicamente.

El espectáculo fue breve, apenas segundos de desbordadas risas y multicolor minifaldas, de plumas finas y decoloradas que recordaban vagamente los mejores años de algún cabaret que quizás animó las noches de ricos americanos mientras gobernaba Batista.

Eran más de las cinco de la mañana, de repente, la calle se quedó en absoluto silencio y sólo los foráneos seguíamos el juego a aquellos señoritos despintadas de los besos. Algo no estaba bien. Se quitaron los tacones, se miraron a las caras y se perdieron en la oscuridad del callejón estrecho.

Al día siguiente nuestro guía, tras la resaca, nos recordó que la homosexualidad aún estaba censurada en Cuba y que por supuesto, no esperaban nadie a esa hora despierto para verles las caras. Se asustaron. Ser homosexual, entonces y no sé ahora, podía costarles la cárcel y más.

El gobierno cubano está estudiando reconocer los derechos civiles y patrimoniales de las parejas homosexuales, incluidos la formalización jurídica de las uniones entre gays y lesbianas y el derecho de adopción. De aprobarse la iniciativa, las parejas de gays o lesbianas gozarán de tantos derechos personales, patrimoniales, hereditarios, los inherentes a la vivienda y a la adopción como los que tienen las heterosexuales.


Mi amigo Xayo es gay, es artista, y va a Cuba a menudo en busca de arte y amores platónicos que se esconden en el Malecón entre la noche y el día, cuando aparentemente la ciudad duerme, o danza entre las sábanas el son del Húmedo Descanso.
Cuando leí esta noticia en El País pensé: "seguro que a Xayo le hará feliz esta noticia".

2 comentarios:

Robinson dijo...

¡Viva Cuba Libre!
¿Te imaginas a Fidel dentro de algún tiempo en la cabalgata del orgullo gay de La Habana? Sería curioso. Los mariquitas cubanos subidos en las guaguas y en los Chevrolets del 50. Un besito!!! Y a ver si me escribes que me tienes abandonadito.

Robinson dijo...

A mi más que pánico me da pena. Jejejeje. El día que quieras que te lleven al altar avisa, que tienes fotógrafo gratis y hasta te canto el Ave María versión cantautor. Lo del abandono era broma y del baile de magos te cuento que lo único que me parecía era que la gente iba de dos en dos. Un besito!!!